miércoles, 9 de diciembre de 2009

Y me dijo que amaba a otra. Pero él y yo sabíamos que por dentro [muy muy dentro, creo] nos amabamos intensamente. No volví a verlo, hasta aquel día de la Madre. Aquel triste y doloroso día de la Madre. Llegamos a casa de la abuela Carmen. Le compré unas rosas con ese olor peculiar que tienen [que de hecho a mi abuela le fascinan] y se las entregué. En mis manos había otro ramo de flores. Pero no eran para ella. Si no, que eran para María. María era la vieja de.. Bueno no hace falta decir nombres, si se supone que estoy hablando de él. Okey, en que estabamos? Ah si. María era la vieja de él. Me llevaba muy bien con ella. Asi que decidí llevarle unas rosas a María, tambíen. 'Tocan la puerta' dijo mi abuela. Fui a ver quién era y al salir me encontré con Belén y una amiga de ella. [Belén era mi ex cuñada] Entre risas y abrasos caminamos juntas hacia la casa de Bel. Llegamos. Salude a su mamá y le entregué las rosas. Me dio las gracias. Bel me dijo que esperara un ratito, que enseguida volvía. Esperé en la puerta, apollada en un viejo auto del vecino de al lado. 'Hola' me dijo una voz atrás mio. Ya había escuchado esa voz antes. Lo reconocí antes de darme la vuelta. Era él. No había ninguna duda. Con mi cara sonrojada, lo saludé cortézmente. Salió Bel. Estabamos los tres sentados. Como era de suponer, Bel en el medio. Já!
El silencio invadia las calles, o por lo menos esa angosta vereda de doble mano en la que estabamos sentados. Una piedra rodó delante mio. Provenía de las delicadas mano de él. Lo miré fijamente hasta que puso sus ojos en mí. Enseguida dirijí mi mirada hacia cualquier otro lado, que no sea sus redondos ojos color miel. Sentía que me estaba mirando. Pero por dentro repetía una y otra vez: 'No lo mires por nada del mundo, no lo mires por nada del mundo..'. Tenía ganas de abrasarlo. Pero mis ganas de abrasarlo no eran lo suficientemente fuertes como para vencer el miedo que recorría mi cuerpo al pensar si me rechasaría. No lo hice. Ya era la hora de que los dos hermanitos se retiraran a almorzar. Fue él quién primero se marchó. [lo sabía] Bel se quedó unos segundos más. Me invitó a que participe de ese asado que sólo hacen los días festivos. Y rechazé la invitación. A pesar de que estaba toda su familia [son muchisimos, la verdad] no era esa la razón por la cual no había aceptado. Si no, que jamás podría comer en la misma mesa que mi ex novio. No porque es mi ex novio. Él estaba de novio con aquella persona [la cual odiaba muchisimo] y no quería que se sintiera incómodo, o que haga algo 'por compromiso'. Bueno, en fin, rechazé la propuesta de tener que almorzar con aquella familia, aunque por dentro eso era lo que más deseaba en ese momento. Caminé solitariamente hacia la casa de mi abuela por esas calles en las que me crie. Esas calles sin asfalto, de tierra. Esas calles que amo pisar con mis pies [y más si estoy descalza]. Esas calles de Córdoba. Llegué a casa. Estube con Carlitos un rato.
Ya se estaba haciendo de noche. Cuando me sorprendió un ataque de depresión. Lloré como jamás había llorado. Mi vieja preguntandome qué me pasaba y yo [haciendome la misteriosa] no respondí a ninguna de sus preguntas. Cuando al fin deshagoté el tanque de lágrimas, entré nuevamente adentro de la casa. [permanecí una hora aproximadamente en el patio. Mientras caían mis lágrimas congeladas por el frío ese de porquería] .
Era la hora de comer. No introducí ni un bocado dentro de mi boca. Seguí llorando en el cuarto. Estaba sola. 'Clap, clap, clap. Clap, clap, clap' Así sonaban las palmas de alguien que estaba detrás de la puerta, golpiando sus manos. Me levante como si la cama ardiera en llamás. Salté de un golpe. Lo primero que vino a mi mente fue: él. No pasó ni un puto segundo, que ya estaba en el baño arreglando mi cara y mi cabello. Ciertamente, acerté. Si, era él quien estaba detras de esa puerta de madera. Era esa puerta quien ahora nos estaba separando. Odio tener que sonar así de idiota. Pero así era como me sentía. Por alguna estúpida razón [una estúpida verdad] mi mamá no me dejó salir. De todas formas, iba a terminar, nuevamente, tirada en la cama llorando. Salí al patio. Vi a Carlitos hablando con gente desde el portón. 'Taamiiiiii' ; así me llamaba para que me acercara con ellos. Lentamente iba acercándome. Entró Angel. Le di un abrazo de la gran puta madre [como lo amo a ese enano]. Hablamos un rato. Y luego salió. Me quedé en la ventana mirándolos. Mi mirada fue directamente hacia él. Mi mayor objetivo, era mirarlo por última vez. Comenzaron a caer más lágrimas sobre mis mejillas. Realmente quería tenerlo en mi brazos como en los viejos tiempos. Realmente lo extrañaba. Al llegar a Buenos Aires. Noche tras noche estube llorando abrazada a mi amohada. Mañana tras mañana mi mamá me preguntaba si me sentía mejor. Sinceramente, no. Me sentía como sapo de otro pozo. Me sentía.. PELOTUDA. Si, era una pelotuda. Lloraba por alguien quien no me merecía. Invadía mis pensamientos lindos, con su estúpida cara.
Nada más tenía que sentirme pelotuda, para poder ver la verdadera realidad...

4 comentarios:

  1. Que lindo tami. Y si, sos una pelotuda por llorar por otro de los tantos giles en el mundo, mientras el esta con una flaca. Que bueno que te diste cuenta, y viste la realidad.
    El silencio invadia las calles, o por lo menos esa angosta vereda de doble mano en la que estabamos sentados.
    me gusto mucho esa oracion. Jajaja. nose, porque.
    te amo mucho

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  2. Jajajajaj, Te amo eu. Gracias por leer, Jaja. ♥ y si, esta buena

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  3. me encanta como escribis tam.
    y es verdad, no tenes que llorar por él, porqe en serio no te merece. te amo hermosa-

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