domingo, 5 de julio de 2009

Habia una vez...

... Una princesa que vivía en un palacio, en el reino de muy muy lejano. Ella no era como todas las princesas, era diferente. Pues aunque quisiera hacer lo que la Reina -su madre- le ordenaba, siempre terminaba haciendo las cosas mal. Una noche, invito a sus amigos príncipes y amigas princesas al palacio real. Con el permiso de su madre, obviamente. Habían dejado todo el palacio para la princesa y sus amigos, pues confiaban en que ella sabría hacer las cosas bien y cuidaría todo lo que allí se encontraba. Ella tenia un hermoso unicornio, que lo amaba muchísimo y lo habían dejado dentro del palacio para que no se escape.

La Reina, se había ido con otras reinas a jugar al pool a un humilde bar. Ya se habían quedado solos en el palacio.

Entre risas, juegos y besos, la estaban pasando muy bien y de nada había que preocuparse. Hasta que de pronto, el hermoso unicornio de la princesa comenzó a ponerse algo molesto. Ninguno de los que se encontraba allí, sabia que hacer para que dejara de molestarlos y dejar que se sigan divirtiendo. Tal vez querría hacer sus necesidades. Entonces pensaron en abrirle la puerta para que salga, haga lo que debía hacer y volviera a entrar sin ninguna molestia. Lo hicieron. ¿UHH, PARA QUÉ?

Allí fue donde comenzó todo. Ellos sin preocuparse, pensando que solo estaba haciendo sus necesidades, siguieron divirtiéndose. Luego de unos minutos, una pareja joven toca el timbre del palacio real. La princesa con una de sus amigas abren la puerta, y la pareja les dice que encontraron al unicornio. Ellas agradecen, lo entran y cierran la puerta. Al rato, tocan nuevamente el timbre. ¿Quién era? El padrastro de la princesa. Ella no podía abrirle, pues no encontraba la llave real para abrir la puerta. Entonces el malvado padrastro se enfureció y comenzó a golpear la puerta. Todos buscando la llave real. Entre desesperación y nervios, encontraron la maldita llave. Y el padrastro pregunto por el hermoso unicornio. La princesa contesto que estaba en el palacio, como era de suponer. Desde ese momento ella supo que quienes habían encontrado al unicornio llamaron al número que aparecía en él. El padrastro, obviamente, llamo a la Reina. La princesa estaba realmente preocupada.

Ya se había ido la princesa Valeria Ivon Quelite y el príncipe Gastón Ruit Ermes Goldrit. Denise Armeida Yacolib era la mejor amiga de la princesa. Estaban ellas dos en el cuarto real de La princesa con tres amigos más: Jonathan Uldien Tuf Selin Upret, Leordel Eminton Ocartey y Jurdeim Uriel Amylth Nior. La princesa estuvo con Jonathan un buen rato. Pero luego los tres se tuvieron que ir. Denise se quedo a dormir al palacio real con La princesa. Ordenaron todo, limpiaron, acomodaron las cosas del palacio, hicieron las camas. Todo para que cuando llegara la Reina, lo vea impecable, idéntico como cuando se fue. Las dos princesas se acostaron cada una en su cama y prendieron la tele. Cuando la princesa se estaba durmiendo, sonó su celular. Lo atendió. Era su madre, y le pregunto qué había pasado. La princesa no entendía a que se refería. Entonces la Reina le aclaro, que su padrastro la había llamado diciéndole que uno de sus amigos se había caído de las escaleras y se había lastimado . Rápidamente, la princesa muy enfurecida le dijo que nadie se había caído, y mucho menos lastimado. Todavía su madre no había llegado al palacio. Y las dos princesas se quedaron dormidas.

Continuará

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